Comentario
De los reyes mexicanos
El primero, pues, de los señores de los chichimeca que llegó a estas regiones se llamaba Totopeuh. El segundo, hijo suyo, Topil, que a los veinte años de su edad reinó otros cincuenta. Cuando éste murió quedaron sin jefe ciento diez años. Siguieron dos varones de los cuales Hoemac, con otros que siguieron su partido, conquistó a Tulla y después se fue a otras partes. Nahuiotzin con sus compañeros se dirigió a la laguna; a éste sucedió Quauhtexpetlat, a éste Hoeçin, a éste Nohoalcatl, a éste Achitometl, a éste Quauhtonal, en el décimo año de cuyo reinado llegaron los mexicanos a Chapultepec. Siguió Maçaçin, a éste Queça, a éste Chalchiuhtona, a ése Quauhtlix, después Yoalatonac, después Ciuhtetl, en el tercer año de cuyo imperio penetraron los mexicanos en aquellas regiones que ahora ocupan. Siguió Xihoiltemoc, a éste Cuxcux y a éste Acamapichtli. En el sexto año de su imperio fue asesinado con sus hijos por Achitometl, pero Illancueitl, reina o nodriza del niño, huyó con el heredero Acamapichtzin a la ciudad de Coatlichan. Achitometl después de que imperó doce años, se refugió en lugares montañosos para que no lo mataran los suyos. Debido a su fuga o a sus atrocidades, la ciudad calhuacanense fue enteramente destruida y en ella por falta de rey gobernaron esa región los atzcapotzalcenses, los quauhnahuaca, los chalca y los huexotzinca. Durante aquel tiempo Acamapich gobernó el imperio mexicano tranquilamente veintiún años. Después de éste, Hoitziloitl otros tantos, e hizo la guerra a los culhuacanenses. Siguió Chimalpopoca y reinó diez. Después Itzcoatzin, catorce, quien aliado a los tetzcoquenses y tlacopanenses venció a los atzcapoltzancenses y a los xochimilcenses. Después Hoehoe Motecçuma, treinta; llevó la guerra a los chalcenses, quauhnahuacenses y a los maçahoacanenses. En ese tiempo y por espacio de tres años prevaleció el hambre, obligados por cuya crueldad los mexicanos, tepanecas y calhuacanenses se dispersaron en varias regiones con el objeto de buscar cereales. En sexto lugar después de Acamapich, reinó Axayaca catorce años, en cuya época hubo guerra entre los tenuchtitlanenses y tlatelulcenses, quienes vencidos perdieron el imperio y se quedaron sin rey durante un intervalo de cuarenta y seis anos. Aquel en cuyo tiempo concluyó ese imperio se llamaba Mocuhoitztli. El sobredicho Axayaca conquistó Tlacotepec, Callimaya, Metepec, Calliztlaoaca, Hecatepec, Teuhtenanco, Malinaltenanco, Tzinacantepac (sic), Coatepec, Cuitlapilco, Teuhxahoalco, Tocoalloya y Ocuilla. Tiçoçicatzin, octavo (sic por sétimo), tuvo a su cargo el poder cuatro años y no hizo la guerra a ninguna nación. Aoitzotl, noveno (sic por octavo) dieciocho, en cuya época se anegó la ciudad mexicana y casi fue sumergida, porque por mandato real fueron abiertas cinco fuentes en los términos de Cuyuacan y Hoitzilopochco cuyos nombres eran Acuecuecatl, Tlillotl, Hoitzilatl, Xochoaatl y Coaatl. Esto pasó cuatro años antes de su muerte y veintidós antes de la llegada de los españoles a estas playas. También en su época se eclipsó el sol a mediodía; por espacio de cerca de cinco horas se cubrió de tinieblas el cielo y, como suele acontecer de noche, aparecieron los astros, no sin miedo de esas gentes que temían vehementísimamente (tal es su ignorancia) que habían de bajar del cielo los monstruos que llaman tzitzimis para devorar al género humano. El mismo rey conquistó las provincias de Tziuhcoac, Molanco, Tlapan, Chiapan, Xaltepec, Tzontlan, Xochtlan, Amextlan, Mapachtepec, Xoconochco, Ayutlan, Maçatlan y Coyoacan. El noveno, Motecçuma, segundo de este nombre, retuvo el imperio diez y nueve años; en su época se desencadenó un hambre cruel durante tres años íntegros constantemente, no sin gran aridez de la tierra y esterilidad de todas las cosas y la lluvia fue muy deseada; por lo que los mexicanos se esparcieron por playas extranjeras. Hubo otros acontecimientos monstruosos, prenuncios de la llegada de los españoles y de que el imperio les sería transferido, como los mismos mexicanos lo creían, los cuales paso, porque o serán referidos en nuestra relación de la conquista o porque parecen increíbles, y no conviene a nuestro proyecto narrar tales cosas, sino las costumbres, ritos y hazañas que generalmente se conservan en la memoria de los que viven, ¿por que quién creerá en verdad que prorrumpieran las vigas en voces humanas y se quejaran de las calamidades futuras y que la diosa Çihoacatl se presentase a muchos de noche, llorando y prorrumpiendo en estas palabras: "¡Oh mísera de mí, qué pronto os desampararé, hijos carísimos!" ¿Y que una mujer muerta resucitase después de cuatro días, no sin gran temor de los presentes, y refiriese a Motecçuma todo lo que había visto, y le predijera la ruina de su imperio en breve, y que llegarían varones de naciones extranjeras que se apoderarían de estas regiones y traerían colonias? ¿Y que después viviera veinte años y pariera un hijo? Se dice que Motecçuma conquistó Ayotatepec, Cuezcoma, Iztlaoacan, Cozoman, Tecoma, Çacatepec, Tlachquiauhco, Yolloxonequilan, Atepec, Mictlan, Tlaapan, Nopalan, Yzcectlallopan, Quextlan, Quetzaltepec, Auchioatl, y Tatacalan. En la época del mismo apareció aquel cometa del que se dirá algo en la conquista de Nueva España, la que fue llevada a cabo por los españoles en el año del nacimiento de Cristo Óptimo Máximo M.D.xij. El décimo rey que sucedió al difunto Motecçuma, Cuitlaoac, sólo reinó ochenta días, porque en aquel tiempo la epidemia llamada por los mexicanos cocoliztli asoló de tal manera esas provincias y se ensañó tanto, que apenas quedó quien enterrase los cadáveres y el lago de México hizo veces de sepultura. El undécimo se llamó Quauhtemoc y reinó cuatro años sobre los mexicanos, y fue el último en reinar porque en ese tiempo fue ganada la ciudad mexicana y otras provincias de esta Nueva España, a las cuales entonces llegaron aquellos doce frailes franciscanos que los primeros de todos enseñaron el Evangelio a estas gentes con gran cura y diligencia, con la santidad de su vida y pláticas públicas. Pero ya conviene hablar de los reyes de Tlatelolco.